2. PRODUCCIÓN DEL SONIDO
La quena es una flauta de soplo directo: no posee
ningún canal que se encargue de conducir el aire
emitido por el ejecutante, tal como lo tiene la
flauta dulce. Por esta razón, no nos basta con
soplar para producir el sonido, sino que debemos
posicionar los labios de un modo especial,
conforme a las siguientes indicaciones:
• Los labios deben estar distendidos,
sin que se observen contracciones en sus
comisuras. Debe presentarse únicamente
en su zona media una pequeña abertura de
forma aplanada.
• Los labios deben estar verticalmente
alineados; es decir, el labio superior
no debe ubicarse más adelante que el labio
inferior. Concentrémonos especialmente en evitar
este error, ya que es el más común entre los
principiantes.
• Con la zona labial inferior debemos
obturar casi la totalidad de la
abertura frontal de la quena. Sólo
debe quedar libre una pequeña porción
contigua a la escotadura, a fin de
permitir el ingreso de aire.
• El sonido se origina cuando el
soplo se corta contra el filo de la
muesca, introduciéndose en el tubo
una parte del aire emitido mientras
que se desliza hacia afuera la parte
restante. Para que esto ocurra,
debemos ubicar el bisel a la altura
precisa de las comisuras, o sea, a la
altura del espacio vacío que se forma entre los
labios.
• Ninguno de los dos labios debe rozar las puntas
de la escotadura.
• El ángulo en que coloquemos la quena puede
variar sutilmente según el ejecutante. Con todo,
el instrumento debe tener alguna inclinación; no
podemos tocar adecuadamente si éste se halla en
posición completamente horizontal.