• Para prevenir las rajaduras, no expondremos el instrumento a la radiación solar. Si lo utilizamos en ambientes exteriores, lo haremos a la sombra. Lo protegeremos, además, del calor excesivo, y -si es posible- de los cambios bruscos de temperatura y humedad.
• No tocaremos mucho tiempo seguido con un instrumento nuevo, o que haya permanecido inutilizado por un largo período, ya que esto también podría originar fisuras. Lo que conviene en estos casos es incrementar diariamente el tiempo de uso.
• Después de tocar, secaremos la boquilla y el interior del instrumento.
• Podemos limpiar el exterior de la quena con un paño ligeramente humedecido en agua. No utilizaremos alcohol, ni ningún producto sintético que lo contenga.
• El aceite de almendras o similares no tienen mayor utilidad acústica, puesto que nuestros instrumentos están laqueados por dentro y por fuera. En algunos casos, no obstante, pueden contribuir a conservar y realzar el brillo.